¿ Y tú cómo te cuidas?

¿Y tú cómo te cuidas?

 

Hoy necesito...
Hoy necesito...

Unas rutinas que nos hagan felices como levantarnos, abrir ventanas y sentir como entra el aire fresco por la mañana, elegir la ropa que nos apetece ponernos hoy, que colores, que texturas. Hacernos un desayuno apetecible centrando nuestra atención en los sonidos. El sonido de la cajita de té al abrirla, el de la cucharilla al remover, mis pasos por la cocina cuando todo está en silencio. Hay algo en escuchar los sonidos que me recuerda a cuando era niña. A veces extraño ese tiempo sin nada que hacer, tramando cual sería el próximo juego.

Dejar mi casa ordenada me da paz para empezar la mañana.

 Mirar desde mi ventana los árboles sin hojas, una videollamada con amigas y saber que hoy merendaré tarta de chocolate también me da alegría.

Unos mimos con nuestros hijos, estar con nuestra pareja puede hacer que llevemos mejor el día. A veces estar solos nos llena de bienestar.

¿Y en el trabajo o ahora teletrabajo? Pasamos muchas horas. ¿Qué me puede hacer feliz? Siempre hay tareas repetitivas que nos aborrecen más. Lo que no se repite, o sí, si nos va bien, es la actitud y la intención que tomemos con esa tarea. Hoy, ¿Qué voy a aprender de esto?, ¿Cuál es mi reto de hoy en mí quehacer?. En cualquier trabajo siempre podemos elegir cómo lo hacemos. Con el “cómo” me refiero a nuestro estado interior al hacerlo, mi propósito. Por ejemplo, voy a hacerlo bien, hoy voy a trabajar con calma, voy a aprender de esto, o voy a poner el foco en qué me da alegría, de mi trabajo.

Si tenemos un trabajo que nos disgusta, o que nos causa un dolor físico, por ejemplo, o que nos impide llevar la vida que nos gustaría, esta frustración puede darnos la fuerza para empezar a buscar algo mejor para nosotros, y, desde ese momento, lo haremos con la esperanza y certeza, de que buscaremos activamente y encontraremos algo más adecuado a nuestras necesidades.

¿Y nuestro tiempo libre?. Podemos dejarnos llevar y que lo que surja nos vaya guiando, mientras esto nos satisfaga. Pero si aparece el aburrimiento, si vemos que una costumbre, un hábito, ya no tiene sentido para nosotros, puede ayudarnos, pararnos a mirar ¿qué puede hacerme feliz?, ¿Qué me apetece hacer? Y ¿con quién?. Dejar volar nuestra imaginación nos puede dar ideas, que después adaptaremos a nuestra realidad. Porque a veces pensamos en aquello que nos impide hacer lo que nos gustaría, horarios, tareas en casa, responsabilidades con nuestros hijos, …y eso no nos deja ver lo que deseamos.

¿Sentimos nuestras sensaciones? La inquietud del estómago ante la incertidumbre, o minutos antes de hablar en público, la pesadez del cuerpo cuando nos aburrimos, la fuerza de nuestro cuerpo cuando gesticulamos enfadados, el nudo en el pecho si me preocupa algo.

 El umbral del dolor, es distinto en cada persona, y a veces un simple malestar nos alerta de que algo no va bien en cierto ámbito de nuestra vida. Pero en otras ocasiones, ampliamos ese umbral y hacemos oídos sordos, a esa molestia, y no la escuchamos hasta que el dolor es tan grande que no nos deja continuar.

¿Por qué esperar a que la sensación nos pare?

Mejor, ¿nos paramos a escuchar ahora?



Marta Costa Salvador.

Terapia psicológica para adultos.

Pedagoga de orientación gestáltica. Nº col. 1137


Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuidando mis vínculos en pandemia.

Momento presente....plenitud!!!