PEDAGOGÍA Y TERAPIA GESTALT

Llevamos un año y poco más de pandemia. Un tiempo en el que hemos reducido el contacto físico con familiares y amigos. También los encuentros, las comidas y cenas en las que no solo nos poníamos al día, si no que también hacíamos sobremesas con risas o lo que surgiera.  Por otro lado, hemos aprendido a estar con nuestro núcleo más reducido, apreciando el estar en casa y todo lo que ha conllevado. Cocinar más, descubrir y aprovechar nuevos rincones en casa, las posibilidades del mundo virtual, la lectura, las compras online... Al principio lo vivíamos como algo temporal que iba a pasar enseguida, pero, ahora, aunque sabemos que pasará, vemos que no lo hará tan rápido. Y que estas rutinas, según el momento de la ola en el que estemos, van y vienen. Lo que yo siento es que echo de menos poder acercarme a las personas sin cuidado, poder abrazar, las reuniones numerosas. El contacto sin miedo, sin riesgo. Porque el roce es lo que fortalece nuestras relaciones. Es la sincronicidad de experie

 Cuando tenemos hij@s nuestra vida se transforma. Nuestros hij@s nos paran. Nos dan la oportunidad de cambiar el ritmo que llevamos y toda nuestra rutina. ¿ Como atenderlos a ellos y también cuidarnos nosotr@s?. Hay veces que planeamos esto o aquello, y lo que hemos pensado hacer se queda pendiente. Y hay momentos en los que cuidar de nuestros hijos nos encanta, lo disfrutamos, y hay otros en los que se nos hace cuesta arriba. Cuando dicen "mami a pelear", dejamos el libro que llevamos entre manos o lo que estemos haciendo en ese instante. ¿ Como vivir estos momentos? ¿ Qué hacer con nuestra frustración? ¿ como vivirlos haciendo que sean disfrutados para ambas partes, para los peques y para nosotros? Es el vivir nuestra frustración lo que nos enseña a salir de ella. Es al experimentar esos momentos, cuando, con el tiempo ( y no los primeros meses cuando somos primerizas, si no, con el tiempo), aprendemos a dejar para después ese rato para nosotras, a ver qué es prioritario y

    Momento presente....plenitud!!  Si caminamos por la oscuridad con una vela o linterna, solo vemos los dos metros que tenemos delante. Y nos ocupamos de no tropezar, de mirar bien ese trocito iluminado, . Vamos pasito a pasito, aprovechando la poquita luz que tenemos, sabiendo que seguimos caminando. Es inútil enfocar más lejos, porque quedaría oscurecido donde pisamos ahora, y podríamos tropezar. Tampoco ayuda iluminar hacia atrás, o hacia arriba...si no es que nos paramos.   Cuando no vemos mas allá, cuando nos faltan certezas, se nos despierta la incertidumbre de que pasará.  En las circunstancia actuales, en medio de la pandemia, adversas para muchas familias, aparecen el miedo a caer enfermos, nosotros o los nuestros. Ante esta situación, nos puede ayudar cuidar nuestro presente, el "aquí y ahora", atendiendo solo lo que hoy ilumina nuestra vela, solo ese trocito.  Y confiar...y dar gracias.  En una entrevista en la radio, la autora de la novela Aquitania, nombró la f