Cuidando mis vínculos en pandemia.
Llevamos un año y poco más de pandemia. Un tiempo en el que hemos reducido el contacto físico con familiares y amigos. También los encuentros, las comidas y cenas en las que no solo nos poníamos al día, si no que también hacíamos sobremesas con risas o lo que surgiera. Por otro lado, hemos aprendido a estar con nuestro núcleo más reducido, apreciando el estar en casa y todo lo que ha conllevado. Cocinar más, descubrir y aprovechar nuevos rincones en casa, las posibilidades del mundo virtual, la lectura, las compras online... Al principio lo vivíamos como algo temporal que iba a pasar enseguida, pero, ahora, aunque sabemos que pasará, vemos que no lo hará tan rápido. Y que estas rutinas, según el momento de la ola en el que estemos, van y vienen. Lo que yo siento es que echo de menos poder acercarme a las personas sin cuidado, poder abrazar, las reuniones numerosas. El contacto sin miedo, sin riesgo. Porque el roce es lo que fortalece nuestras relaciones. Es la sincronicidad de experie